Los partidos políticos como actores claves para la Democracia

viernes, 3 de septiembre de 2010



Participé en el mismo seminario que se citó en la nota anterior. La diferencia está en que yo fui a la tarde y no a la mañana, hacía frio… Me voy a concentrar en una parte de la charla la cual me pareció sumamente preocupante viniendo de un politólogo. Dicho participante criticó a sus colegas que viven hablando de la necesidad de construir partidos políticos fuertes e institucionalizados para la calidad democrática. Él criticaba esta posición señalando que ya no hay que pensar así sino que hay que aceptar el escenario actual con esta suerte de partidos personalizados y no programáticos. Por lo tanto, los partidos políticos y su programa ya no serían actores fundamentales en la generación de las políticas públicas.
Básicamente esta es la posición que quiero comentar aquí por lo siguiente. La justificación del taller era el de “analizar las debilidades de la clase política latinoamericana y su impacto en la calidad democrática de los gobiernos.” Esto con el fin de “…pensar e imaginar soluciones que se puedan trasladar en políticas públicas para democratizar a los dirigentes, fortalecer a los partidos como espacios de debate ideológico y formación de cuadros, impulsar la circulación y movilidad de las élites y terminar con prácticas políticas corruptas construyendo sistemas de accountability”. Visto esto y teniendo en cuenta los dichos del participante arriba citado podemos preguntarnos las siguientes incógnitas. ¿Se puede pensar en una democracia fuerte sin partidos institucionalizados? ¿Los partidos personalistas pueden actuar como instituciones que impulsen la movilidad de élites, generar cuadros políticos y una accountability que posibilite el control para el no abuso del poder influyendo de esta manera en la calidad democrática? ¿Qué le brindan a la democracia los partidos personalistas por un lado, y los partidos institucionalizados por otro?
Brevemente intentaré responder estas preguntas. Respecto a la primer pregunta, la respuesta es positiva. Es decir, podemos pensar en una democracia sin partidos institucionalizados. Ahora bien, la cuestión está en COMO va a ser esa democracia. Esto es, un régimen democrático donde las fuerzas políticas no están institucionalizadas sino que dependen de liderazgos personales (con riesgo de desaparecer) no van a ser fuertes por dos cuestiones básicas. Por un lado, por la idea señalada por M. Coppedge de “darwinismo político” a partir del cual señala el problema de la aparición/desaparición de los partidos políticos de la arena política, siendo uno de los factores principales el fracaso electoral de los líderes. Es decir, ¿qué pasa cuando el líder político pierde una elección clave? Su fuerza política va a decaer y su presencia en la arena política estará en riesgo. Tanto la de él como la de su partido al ser una estructura débil centrada en su liderazgo. La segunda cuestión esta vinculada con la anterior. Si no tenemos partidos institucionalizados, con riesgo de desaparecer de la arena política, las políticas públicas no tendrán una cualidad necesaria para su éxito en el tiempo: la certidumbre. De nuevo, ¿qué éxito puede tener una política determinada cuando los actores pueden cambiar de un día para otro? Como podemos ver, estas dos problemáticas que aquí por cuestiones de espacio solo presento, ya de por si son sumamente relevantes en la construcción de una base sólida sobre la cual se aplica un régimen democrático.
La segunda pregunta viene de la mano con la anterior. Los partidos personalistas tienen la característica de ser maquinarias electorales para su líder. Es este el que tiene la última palabra respecto a las candidaturas y la agenda política. Por lo tanto, este tipo de partido político no puede ni generar cuadros ni mucho menos accountability cuando es un actor (el líder) quien determina la orientación de las cosas. Nuevamente, ¿podemos hablar de un régimen democrático en un escenario así?
Por último, ¿qué brindan los dos tipos de partidos? Para la democracia, desde mi punto de vista, el partido personalista no genera nada positivo para la fortaleza del régimen por las cuestiones que ya indiqué. Todo lo contrario sucede (o por lo menos habría más herramientas para que esto ocurra) con los partidos institucionalizados y fuertes. Generan certidumbre al ser actores reconocidos de la arena política, son instituciones relevantes en la generación de cuadros políticos futuros, promovedores de políticas públicas e instituciones que los actores políticos deben tener en cuenta para la aplicación de las mismas. Esto es, el partido político tiene voz de veto por lo que no solo le da fuerza al sistema sino que también lleva a que podamos hablar de accountability.
Visto esto, entenderán porque me pareció grave lo que señaló el colega sobre esta cuestión, más en un seminario que busca pensar sobre cómo hacer que nuestras democracias sean más fuertes. Por suerte, una de las coordinadoras del seminario pensaba igual y se lo hizo saber en la ronda de preguntas…

5 comentarios

Mumi dijo...

Si bien me resulta lamentable que un colega apoye los partidos políticos personalistas, me gustaría saber Hernán cuál es el argumento que utilizó el panelista para justificar su postura.

Fundamentalmente me gustaría saber en qué contribuiría -para este panelista que comentás- el personalismo a la democracia representativa liberal.

3 de septiembre de 2010, 10:03
Hernán T dijo...

Lo increible es que no daba un argumento para justificar su postura. Es decir, su argumento era "bueno, este es el escenario y hay que aceptarlo". Esto también fue sumamente triste...Porque de nuevo, si esta es la postura que hay que aceptar todo el seminario no tenia razón de ser.

3 de septiembre de 2010, 10:08
Mumi dijo...

Ok. Pero ¿por qué se supone que hay que aceptarlo?, ¿qué es lo que tiene de bueno el personalismo, para la democracia o para lo que sea???!!!

3 de septiembre de 2010, 10:13
Mumi dijo...

Parece un monólogo de Mafalda esto, ajaja!

3 de septiembre de 2010, 10:13
Hernán T dijo...

si hubieras estado te estarías agarrando los pelos de la cabeza, igual que hice yo mientras hablaba esta persona. De nuevo, no argumentaba nada para decir esto. Solo señalaba que la discusión sobre partidos fuertes ya no tiene sentido porque ya no están más. Tu pregunta, sobre que tiene de bueno el personalismo, se la hizo una de las coordinadoras del seminario. Sin embargo, siguió con su postura aunque comenzó a atajarse. El famoso "si pero..." Ahora, si vos pensás que dio algún argumento solido lamento desilusionarte...

3 de septiembre de 2010, 10:18