Mostrando entradas con la etiqueta Partidos políticos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Partidos políticos. Mostrar todas las entradas

Reflexiones sobre un Domingo histórico

jueves, 18 de agosto de 2011





Ayer me invitaron a participar de un programa de radio para debatir sobre las primarias que se llevaron a cabo el Domingo 14 de Agosto en todo el país. Esa charla me dio pié a escribir algunas ideas sobre lo ocurrido y es lo que van a encontrar en estos breves párrafos.


De las primarias se pueden sacar varias conclusiones (tentativas eso si) sobre su impacto en el escenario político y partidario.


Para comenzar a analizarlas, primero debemos partir de cuales eran en teoría, los objetivos que se perseguían con la implementación de las primarias. Considero que los principales fueron dos.
El primero de ellos, el más básico, era el de selección de los candidatos para la elección de Octubre. Ahora, la diferencia con situaciones pasadas, estaba en que a partir de entonces, todos los ciudadanos iban a elegirlos y no los afiliados a los partidos o los individuos que voluntariamente quisieran participar (como en las internas abiertas). Desde la instauración de las primarias, la participación en la selección de los candidatos pasaba a ser no solo un derecho sino también una obligación. Esto lleva a dos factores positivos (en teoría) de la introducción de las primarias. Por un lado, una mayor participación e intromisión de la ciudadanía en la vida política. Por otro, en una mayor democratización interna de los partidos donde los ciudadanos “deberían” elegir un candidato para las generales de entre todos los ofertados de un partido de preferencia.

El segundo objetivo, a partir del establecimiento de un piso mínimo de votos para “clasificar” a Octubre y la imposibilidad de conformar alianzas post-primarias, estaba en ordenar el mapa partidario en vistas a la competencia general. Si bien esto es positivo también tiene su resultado negativo, y es la negación a participar de la general a partidos que no logran un piso mínimo de votos. Esto lo pienso más que nada por la representación parlamentaria.


Teniendo en cuenta estos dos objetivos generales, podemos pensar en si se han cumplido o no en la práctica. A partir de la evidencia, podemos decir que mientras el primer objetivo no se cumplió estrictamente, el segundo si. Veamos a qué nos referimos. Decimos que el primer objetivo no se cumplió, por el hecho de que la selección de los candidatos partidarios ya se había hecho previamente. Es decir, los ciudadanos no tuvieron la posibilidad de elegir (en la inmensa mayoría de los casos) entre diferentes alternativas de su partido de preferencia, sino que de cada fuerza tenían una sola lista. Esta situación, debemos ser justos, no se la debemos achacar a las primarias, sino a la cultura partidaria argentina donde las internas no han sido justamente el denominador común para elegir candidatos. El radicalismo ha sido el único partido que a nivel nacional ha cumplido (por lo general) con la práctica de las internas. El justicialismo no la lleva a la práctica desde la elección de Menem y Cafiero. Y de los partidos emergentes prácticamente ninguno la ha implementado. En definitiva, la falta de elección interna en los partidos es un problema que las primarias, todavía no han logrado superar. Veremos más adelante…

Si creemos que se ha cumplido con el segundo objetivo. Es decir, ahora sabemos a ciencia cierta qué candidatos y qué partidos están en condiciones de participar en las elecciones de Octubre. Esto es importante, más cuando estamos en un contexto político donde el sistema partidario vive constantes cambios producto de la aparición de alianzas que ya sabemos desde el vamos que no durarán más allá de las elecciones. La implementación de las primarias, no elimina esta práctica, pero si la dificulta pues se pueden conformar antes de las mismas pero no después. El contexto argentino es una muestra de la importancia de la introducción de esta cláusula.


Lo que hemos presentado hasta aquí, son ideas respecto a una primera evaluación de las primarias a partir de sus objetivos. Ahora bien, ¿qué impactos han tenido sobre el escenario político? Pensamos en tres.


1)El más evidente: un fuerte respaldo hacia el gobierno nacional en todo el país (salvo la “isla” de San Luis). Para el oficialismo, esta elección primaria no podría haber llegado en un mejor momento, pues le sirvió para fortalecerse dentro de un contexto que para muchos, le estaba siendo cada vez más adverso: por derrotas electorales provinciales y por casos judiciales como el de los departamentos del Juez Zaffaroni y el conflicto Madres de Plaza de Mayo – Pablo Schoklender.

2) Un fuerte golpe hacia la oposición. Quizás tengamos aquí la muestra mayor de la importancia de las primarias. Días antes de la elección, escuchamos a diferentes candidatos subestimar la relevancia de la jornada electoral, con términos como “ensayo general” o “encuesta seria”. Conociendo los resultados ¿podemos decir que lo del Domingo fue un ensayo general o encuesta seria? Parece que no, más si vemos el impacto sobre ganadores y perdedores. El triunfo del oficialismo resalta aún más por la fragmentación de la oposición. Esto es, el gobierno logró el 50% de los votos a nivel nacional. Esto significa que de cada dos argentinos, uno los votó. No debemos olvidarnos del que NO los votó, que es parte de la otra mitad del país. Ahora bien, ¿cómo se ve representada esa otra mitad? Evidentemente, de manera muy fragmentada entre diferentes visiones sobre el mundo. Diferentes visiones que en la mayoría de los casos, son confusas (Alfonsin, Carrió) y hasta retrotraen a un pasado al que la mayoría no quiere volver (Duhalde). La única postura opositora que ha demostrado coherencia y el que creemos mejor queda posicionado para Octubre es Binner, quien en solo cinco semanas de campaña alcanzó el 10%. Si bien, llegó cuarto en la elección, es cierto lo que muchos dicen: este es su “piso”, mientras que el porcentaje de otros es su “techo”.


3)Una última reflexión gira en torno a la pregunta que muchos se están realizando: “¿Para qué Octubre?” Este es un riesgo de las primarias de la manera que se implementó (volver a objetivo número 1). Al haber sido una elección donde los candidatos (previamente elegidos) se midieron electoralmente hablando, y donde la diferencia entre el primero y el segundo ha sido de más de treinta puntos, lleva a muchos (Incluso candidatos presidenciales) a pensar que presentarse en Octubre no tiene sentido pues el resultado ya está determinado. Esto ha llevado a varios a resaltar la importancia de la elección parlamentaria por sobre la presidencial, cuestión que sería inaudita para un sistema que se llama, valga la redundancia, presidencial.
En definitiva, hemos presentado algunas ideas a modo de reflexión, sobre el impacto de una práctica que debe indefectiblemente institucionalizarse en la vida política y partidaria argentina. El tiempo nos irá dando las respuestas a las incógnitas que nos han quedado sin respuesta.

Los partidos políticos como actores claves para la Democracia

viernes, 3 de septiembre de 2010



Participé en el mismo seminario que se citó en la nota anterior. La diferencia está en que yo fui a la tarde y no a la mañana, hacía frio… Me voy a concentrar en una parte de la charla la cual me pareció sumamente preocupante viniendo de un politólogo. Dicho participante criticó a sus colegas que viven hablando de la necesidad de construir partidos políticos fuertes e institucionalizados para la calidad democrática. Él criticaba esta posición señalando que ya no hay que pensar así sino que hay que aceptar el escenario actual con esta suerte de partidos personalizados y no programáticos. Por lo tanto, los partidos políticos y su programa ya no serían actores fundamentales en la generación de las políticas públicas.
Básicamente esta es la posición que quiero comentar aquí por lo siguiente. La justificación del taller era el de “analizar las debilidades de la clase política latinoamericana y su impacto en la calidad democrática de los gobiernos.” Esto con el fin de “…pensar e imaginar soluciones que se puedan trasladar en políticas públicas para democratizar a los dirigentes, fortalecer a los partidos como espacios de debate ideológico y formación de cuadros, impulsar la circulación y movilidad de las élites y terminar con prácticas políticas corruptas construyendo sistemas de accountability”. Visto esto y teniendo en cuenta los dichos del participante arriba citado podemos preguntarnos las siguientes incógnitas. ¿Se puede pensar en una democracia fuerte sin partidos institucionalizados? ¿Los partidos personalistas pueden actuar como instituciones que impulsen la movilidad de élites, generar cuadros políticos y una accountability que posibilite el control para el no abuso del poder influyendo de esta manera en la calidad democrática? ¿Qué le brindan a la democracia los partidos personalistas por un lado, y los partidos institucionalizados por otro?
Brevemente intentaré responder estas preguntas. Respecto a la primer pregunta, la respuesta es positiva. Es decir, podemos pensar en una democracia sin partidos institucionalizados. Ahora bien, la cuestión está en COMO va a ser esa democracia. Esto es, un régimen democrático donde las fuerzas políticas no están institucionalizadas sino que dependen de liderazgos personales (con riesgo de desaparecer) no van a ser fuertes por dos cuestiones básicas. Por un lado, por la idea señalada por M. Coppedge de “darwinismo político” a partir del cual señala el problema de la aparición/desaparición de los partidos políticos de la arena política, siendo uno de los factores principales el fracaso electoral de los líderes. Es decir, ¿qué pasa cuando el líder político pierde una elección clave? Su fuerza política va a decaer y su presencia en la arena política estará en riesgo. Tanto la de él como la de su partido al ser una estructura débil centrada en su liderazgo. La segunda cuestión esta vinculada con la anterior. Si no tenemos partidos institucionalizados, con riesgo de desaparecer de la arena política, las políticas públicas no tendrán una cualidad necesaria para su éxito en el tiempo: la certidumbre. De nuevo, ¿qué éxito puede tener una política determinada cuando los actores pueden cambiar de un día para otro? Como podemos ver, estas dos problemáticas que aquí por cuestiones de espacio solo presento, ya de por si son sumamente relevantes en la construcción de una base sólida sobre la cual se aplica un régimen democrático.
La segunda pregunta viene de la mano con la anterior. Los partidos personalistas tienen la característica de ser maquinarias electorales para su líder. Es este el que tiene la última palabra respecto a las candidaturas y la agenda política. Por lo tanto, este tipo de partido político no puede ni generar cuadros ni mucho menos accountability cuando es un actor (el líder) quien determina la orientación de las cosas. Nuevamente, ¿podemos hablar de un régimen democrático en un escenario así?
Por último, ¿qué brindan los dos tipos de partidos? Para la democracia, desde mi punto de vista, el partido personalista no genera nada positivo para la fortaleza del régimen por las cuestiones que ya indiqué. Todo lo contrario sucede (o por lo menos habría más herramientas para que esto ocurra) con los partidos institucionalizados y fuertes. Generan certidumbre al ser actores reconocidos de la arena política, son instituciones relevantes en la generación de cuadros políticos futuros, promovedores de políticas públicas e instituciones que los actores políticos deben tener en cuenta para la aplicación de las mismas. Esto es, el partido político tiene voz de veto por lo que no solo le da fuerza al sistema sino que también lleva a que podamos hablar de accountability.
Visto esto, entenderán porque me pareció grave lo que señaló el colega sobre esta cuestión, más en un seminario que busca pensar sobre cómo hacer que nuestras democracias sean más fuertes. Por suerte, una de las coordinadoras del seminario pensaba igual y se lo hizo saber en la ronda de preguntas…