Clivajes de la política argentina.

martes, 11 de mayo de 2010

Hace unos días, leí en El Estadista una nota de José Natanson, en la que hablaba sobre los clivajes que creó Néstor Kirchner. Para Natanson, el ex presidente habría logrado articular en uno solo dos clivajes: dictadura vs. derechos humanos y neoliberalismo vs. desarrollismo o distribucionismo. Desde este punto de vista, el logro de Kirchner habría consistido en identificar al neoliberalismo con la dictadura.


No es mi intención discutir el resto del análisis (con algunos puntos interesantes que no voy a reproducir acá por una cuestión de espacio). Lo que me genera dudas es si esos clivajes son relevantes para entender la situación política actual.

Los clivajes -en una utilización laxa del concepto que Lipset y Rokkan creo que no compartirían- vendrían a ser una oposición en torno a la cual se alinean los distintos actores sociales. Algunos clivajes clásicos: centro/periferia, capitalistas/obreros, sectores urbanos/rurales, etc.

En ese sentido, creo que por algún momento muy breve Kirchner logró articular sus apoyos en la línea derechos humanos vs. dictadura. Sin embargo, la política local no tardó en acomodarse en torno a una diferenciación que ya es tradicional: gobierno vs. oposición (Mustapic, hace algunos años, señalo cómo el Congreso Nacional se organiza alrededor de esta distinción).

Los medios, la opinión pública y, en muchos casos, los propios políticos, se organizan en torno a esta lógica: o estás con el gobierno o estás en contra. No hay otra opción. Y cuando uno se escapa de estas clasificaciones, como lo hace Sabatella, lo tildan de oficialista. Esto pasó hace muy poco, cuando en el programa “Le doy mi palabra” Sabatella le tuvo que a explicar a Pepe Eliaschev por qué creía que su postura –apoyar las leyes por lo que las leyes dicen y no por quiénes las proponen- era el único modo de mantenerse coherente con su ideología de centroizquierda.

Otro ejemplo puede verse en los comentarios de los lectores de La Nación cuando el partido socialista decidió votar a favor de la Ley de Medios. ¿Qué esperaban, que el partido que venía hace 20 años proponiendo una ley similar a la oficialista votara en contra?

Desde mi punto de vista, esto degrada todo el debate en torno a las políticas, porque las políticas pasan a un segundo plano cuando lo único que importa es quién o quiénes las propusieron.

Y genera hechos difíciles de explicar, como que un partido que intenta correr al kirchnerismo por izquierda actúe con la centroderecha, o que algunos líderes partidarios critiquen políticas que durante varios años trataron de llevar adelante por los supuestos intereses que encubren.

4 comentarios

Hernán T dijo...

La lógica gobierno-oposición es indiscutible y ha llevado a que la política local se acerque peligrosamente a un juego de suma cero. Los ejemplos que das son claros al respecto. Ahora bien, los clivajes que mencionás arriba no son para dejar de lado pues creo yo que les sirve tanto a unos como a otro para posicionarse dentro de esa lógica gobierno-oposición que al mismo tiempo le permite a estos últimos presentarse frente a la "audiencia" (parafraseando a Bernard Manin) que es el electorado

11 de mayo de 2010, 11:34
FSK dijo...

Tengo una duda respecto a quiénes son los "políticos" que se organizan en torno a esa lógica... ¿No habría que distinguir entre quienes tienen activos en esa lógica y apuestan a ellas de quienes no? No estaría seguro de aseverar que esa dinámica política surja proactivamente desde la "oposición." Que haya sectores de la oposición que se posicionen desde una lógica kirchnerismo-antikirchnerismo no es irracional. No estoy diciendo con esto que no haya sectores opositores como la CC que a veces son más papistas que el papa. Tampoco lo es por parte del gobierno, aunque aquellos funcionarios que deberían fomentar la mesura -vg jefe de gabinete- se la toman muy en serio. Ahora bien ¿Amerita eso hablar de una lógica de suma cero, o de clima destituyente? En todo caso, ¿A quien le conviene? Le dejo a AFH una frase de Agustín Rossi de unos días atrás: “La disyuntiva no es oficialismo versus oposición, sino política versus corporaciones.” Felicitaciones por la iniciativa. Saludos

18 de mayo de 2010, 6:16
Hernán T dijo...

ojo cuando hablo de juego de suma cero no me refiero a un potencial caracter destituyente sino a la imposibilidad de generar políticas de consenso.

18 de mayo de 2010, 20:06
Mumi dijo...

Estoy de acuerdo con Hernán respecto al juego de suma cero –no destituyente-. Pensando en los conocidos argumentos esgrimido por Linz, Mark Jones y otros sobre la lógica de suma cero propia de los sistemas presidenciales, tiendo a creer que el clivaje gobierno-oposición es una cuestión de estrategia electoral alentada por dicha institución. Pretender que los partidos con posibilidades (reales o imaginadas) de pelear la presidencia en los comicios de 2011 no busquen polarizar con el gobierno actual me parece en demasía racional y no responde a lo exigido por electores (guste o no). Por otra parte, intuyo que esta polarización sin matices se muestra radicalizada de cara a la opinión pública, matizándose considerablemente en la práctica política.

19 de mayo de 2010, 16:45