El abandono del debate parlamentario

lunes, 17 de mayo de 2010

Hace unos días debatiendo con algunos alumnos un texto de Bobbio sobre el fundamento y funcionamiento de la representación, surgió un debate respecto al comportamiento actual de los legisladores en el parlamento. Algunos puntos interesantes que despertaron el intercambio de ideas fueron los siguientes:


a) ¿El parlamento cumple su función de “parlamentar” sobre los asuntos de la política o simplemente se ha convertido en un foro de prueba para ver quién es más fuerte?
Esta pregunta sirve para entender el presente aunque cabe aclarar que no es nueva. El Parlamento hace tiempo ya, que ha perdido esa característica fundacional del mismo respecto a ser el lugar donde irían los representantes de la comunidad a DEBATIR cuál sería la mejor alternativa posible sobre las propuestas con el fin de atender un asunto determinado. En el debate con los alumnos, yo les contaba una anécdota personal cuando tuve que leer una sesión parlamentaria del siglo XIX. En esta un diputado en medio del debate pidió suspender el mismo por una semana para poder estudiar bien el proyecto de ley y de esta manera poder opinar con fundamento sobre el mismo y de esta manera brindar su opinión favorable o no. Los demás legisladores aceptaron su propuesta y se volvieron a juntar una semana después con la consiguiente exposición del diputado en cuestión. Cuando leí esto recuerdo que me salió un QUUEE???? Y cuando se los contaba a los estudiantes comenzaron a reírse de la sorpresa. Obviamente que mi reacción y la de los estudiantes se debe a que una situación así hoy en día es inimaginable pues los legisladores ya no tienen esa libertad que en los orígenes de la representación parlamentaria solían tener. Sin embargo, esta cuestión no es nueva sino que podemos rastrearla desde la aparición de los partidos de masas. En dicho contexto, los legisladores ya no tenían la libertad de debate pues respondían a un partido que defendía una identidad determinada y los legisladores eran simples “delegados” (en palabras de Bobbio) con un mandato imperativo por parte de dicho partido. Por lo tanto, la falta del debate no es una cuestión nueva sino que viene de hace tiempo. Sin embargo, surge una diferencia en la actualidad. Como nos dicen Bernard Manin o Angelo Panebianco, esas identidades que los partidos de masas “representaban” ya no se encuentran presentes con fuerza en la sociedad. Sin embargo, los legisladores continúan impedidos de ejercer su principal función que es la de debatir las propuestas. Esto nos lleva al segundo punto de interés que surgió en el debate.


b) Si los representantes ya no “representan” identidades ¿por qué su comportamiento en el parlamento sigue alejado del debate y continúa ligado a una “bajada de línea”?
Esta pregunta ya si es plenamente actual. El verdadero debate parlamentario continúa siendo una idea más cercana al país de Utopía que a la realidad misma. Continuamente apreciamos en los medios de comunicación que ante el arribo de un debate de importancia lo que se resalta es ver quien tendría más votos (y por ende impondría su posición) más que sobre las alternativas que pueden discutirse en la cámara. Es decir, apreciamos debates parlamentarios maratónicos que duran horas y horas con votaciones en altas horas de la madrugada. Sin embargo, todos ya sabemos más o menos como va a terminar la historia pues no importa lo que se dice en las intervenciones sino que lo relevante es el momento de la votación. Obviamente que esto lleva a dos consecuencias: Primero que la figura del legislador se transforme en una simple figura de relleno, y segundo el empobrecimiento del Parlamento como institución democrática y a las ideas que en este se vierten. Para dar un ejemplo de esto, el otro día durante el debate sobre el matrimonio entre individuos del mismo género, mientras hablaba un legislador se podía ver a otros leyendo el diario o haciendo crucigramas!!! Cuando hablábamos de esto, un alumno señaló lo siguiente: “¿pero si la diputada ya habló para qué va a escuchar a los demás?” Justamente es esto lo que NO hay que hacer, un legislador debe poder opinar pero al mismo tiempo debería saber escuchar las opiniones de los demás. Igual reconozco que hoy estamos muy lejos de esto. Más bien, en la actualidad importa tener los votos para pasar la votación (impidiendo que aparezcan detractores que abandonen la tropa y se pasen al bando contrario) y no tener las ideas más convincentes. La razón de esto no es la defensa de una identidad determinada sino que se debe al encarnizamiento de las relaciones entre gobierno y oposición donde unos pretenden mantener su cuota de poder y otros aspiran a ampliar la suya. Este juego de suma cero, donde importan los intereses particulares (mantención/conquista del poder) más que la defensa de los intereses de la comunidad ha llevado a que se de esta situación de pobreza parlamentaria.
En definitiva, podría decir más cosas pero me quedo aquí. El parlamento hoy en día está muy lejos de acercarse al funcionamiento que se pensó para este cuando se lo diseñó. El intercambio de ideas ha sido reemplazado por la lucha entre facciones que buscan tener la mayoría de votos para imponer sus posiciones. Es decir, las propuestas no se imponen por convincentes sino por tener la mayoría de los votos. Como decíamos esto empobrece el debate parlamentario. Sin embargo el tema no termina aquí pues esto último nos lleva a la siguiente pregunta: ¿Estando en una democracia representativa la falta de debate en búsqueda de las mejores políticas podría llevar a un empobrecimiento del régimen democrático? Que pregunta…

4 comentarios

Tomás B. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor. 17 de mayo de 2010, 14:03
Tomás B. dijo...

Estimado,
No puedo evitar percibir en vuestro trazo un dejo prescriptivo mayúsculo. No pretendo con esto inaugurar un debate de premisas, pero entiendo que reclamarle a un Poder Legislativo un "debate de ideas" no es más que volcarle vuestro sesgo académico (como "profesor"). Esto es, entiendo que pretender resignificar a la política como "debate de ideas" implica un sentir ideal, "del mundo de las ideas" platónico si se quiere. Creo que buscar esto lo conducirá indefectiblemente a la frustración. Propongo entonces - no como "second best choise", sino como postura afirmativa - que entienda lo que Ud. ve como la política misma. No encontrar un legislador que pida una postergación por "ignorancia relativa" no habla de una devaluación de la política, sino de una complejización de la misma. En fin, creo que lo más político de todo es que precisamente no haya un debate de ideas. La política, si me lo permite, no es debate, sino poder. Gracias, espero haberme explicitado. He dicho

17 de mayo de 2010, 14:08
Hernán T dijo...

En ningún momento negué que la politíca sea lo que mencionás. Como señalás la política hoy en día está vinculada a cuestiones de poder, pero en algún momento de la historia también estuvo vinculada al intercambio de opiniones. La complejización de la sociedad no tiene por qué tirar por el piso la idea del intercambio de opiniones. Son cuestiones diferentes. Todo lo contrario, ante dicha complejización el debate es aún más importante pues hay más intereses en juego. Si la política es solo poder y no debate, entonces la democracia tendría que ser considerada solo un régimen donde se vota a un grupo para que nos gobierne durante un periodo de tiempo olvidandonos del resto de los sectores que componen una sociedad plural. ¿qué pasa con los que quedan fuera del gobierno? ¿nos olvidamos porque no tiene el poder o deben poder expresarse en el debate? Esto es clave Tomás en todo régimen democrático. Es la "prueba de fuego" según Bobbio. Además si la política fuera solo poder, habría que terminar con las campañas, los debates políticos o incluso cerrar el parlamento pues "politica es poder y no debate", entonces todo lo anterior para qué sirve? Perdón pero parto de una definición de política arendtiana y no weberiana. Me gusta la política verdadera y no la que empobrece la naturaleza humana! Yo también he dicho!!!

17 de mayo de 2010, 15:09
Hernán T dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor. 17 de mayo de 2010, 18:44