Libertad de expresión: John Stuart Mill y la Feria del Libro

jueves, 6 de mayo de 2010

Primer entrada de mi parte en el blog, veremos que sale. Les cuento que soy un asiduo lector de John Stuart Mill y muchas veces termino reflexionando sobre el devenir de las cosas en función de las palabras de nuestro pensador inglés. Los problemas que se dieron hace unos días en la Feria del Libro no escaparon a lo anterior.
John Stuart Mill en su clásico libro "Sobre la Libertad" nos presenta la importancia de la libertad en la vida en sociedad. Esta cualidad que los sujetos deberían poder disfrutar en la interacción con sus semejantes, refiere entre otras cosas a la libertad de poder expresarse libremente en términos de sus creencias, ideologías o experiencias de vida. Es por esto que para Mill la tolerancia hacia las opiniones e inclinaciones de los sujetos es fundamental para la vida de los individuos en sociedad. Ahora bien, dicha libertad tiene un límite: cuando se afecta negativamente a un tercero. Esto es, el individuo puede pensar y/o hacer lo que quiera mientras no atente contra los pensamientos y acciones de otro sujeto. Teniendo en cuenta esta breve reseña, pensaba sobre lo que ocurrió en la Feria del Libro y las presentaciones de los libros de Hilda Molina y Gustavo Noriega. El título de la obra de Molina, "Mi Verdad", va como anillo al dedo para nuestra reflexión pues muestra una opinión a partir de una vivencia directa de la autora respecto a la situación política de Cuba. Por su parte, el trabajo de Noriega versa sobre la aparente problemática interna del INDEC donde los trabajadores de la entidad estarían presos de presiones por parte de las autoridades. El problema está en que las presentaciones fueron interrumpidas en medio de insultos y golpes. No es el interés aquí juzgar sobre quién tiene razón, es decir si el régimen cubano es bueno o no, o si los problemas del INDEC son ciertos o un invento de la prensa. No es el punto. Lo que me ha hecho reflexionar es lo que ocurre (o debería ocurrir) en nuestro país siendo la libertad de expresión un derecho defendido por la CN. Entonces, la pregunta que me surge con estos hechos y gracias a Mill es la siguiente: ¿Puede pensarse en la construcción de una sociedad mejor y más democrática donde el opinar diferente genera este tipo de reacciones?

2 comentarios

AFH dijo...

Lo que hay que rescatar es que, a pesar de todo, estas demostraciones siguen siendo minoritarias. Por lo menos el marco democrático evita que esta forma de violencia derive en algo peor. Lo mejor que se puede hacer es seguir delegitimizando estas prácticas.

6 de mayo de 2010, 12:50
Hernán T dijo...

Siguen siendo minoritarias, pero el hecho de que existan ya es un llamado de atención importante

18 de mayo de 2010, 20:07