"Lo dicho en el decir". Reinterpretando una vanguardia legal

miércoles, 19 de mayo de 2010


En estos días encontramos en la agenda pública argentina y en tratamiento en las cámaras legislativas, la controversial ley sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo (la comúnmente denominada “ley de matrimonio gay”). Entiendo que resulta un tópico sumamente complejo y ríspido de tratar de abordar teóricamente, potencialmente sujeto a confusión de emocionalidades, sensaciones, pensamientos y prescripciones normativas. Mi intención es distanciarme de estas dimensiones e intentar pensar el proceso neutral y “meta-analíticamente” (esto es, a través de los contornos del proceso).

La ley ha sido resignificada como un acto de posmodernidad y vanguardia, de pulsión por una verdaderamente plena igualdad de los seres humanos (incluso sobre este punto algunos enemigos de la misma redefinían la igualdad como igualación, y desde allí “jugaban retóricamente con potenciales casamientos”).

Para reflexionar sobre esta situación invocamos las enseñanzas plasmadas en el artículo de 1971 del Filósofo y Antropólogo francés Paul Ricoeur. En este - “El Modelo del Texto: la acción significativa considerada como texto” - y en el marco analítico de la Universidad de Chicago, el autor nos convida una extensa gama de nuevos entendimientos y conceptos. La idea más importante que de allí rescataremos para esta empresa, será acerca de la autonomización de la acción de su sujeto individual actuante, lanzándose en una proyección histórica infinita, inscribiéndose en un plano “objetivizante”, y siendo de tal modo susceptible de múltiples y plurales reinterpretaciones futuras.

Cuando nos topamos pues con la realidad legislativa a la que hacíamos referencia, no puedo evitar acordarme de tan delicioso texto. El acto mismo de legislar y la votación concreta – como toda acción – tiene la capacidad de autonomizarse de la situación contextual que le diera vida y lazarse a la eternidad. Entonces, cuando nos encontramos con diputados votando militantemente a favor o en contra de esta ley no puedo evitar pensar en cómo su voto concreto tendrá la capacidad de ser revivido – en tanto acción reinterpretable – en un futuro inmediato (léase elecciones 2011), o en los anales de la historia argentina. Esto, iluminado bájo la égida de que la ley en cuestión no remite directamente a una necesidad o carencia nacional (aunque en este punto reciba reiterados insultos). Entiendo que es una idea que – en este país, en este momento – es válida, y hasta “necesaria”, pero sólo reconocible como tal en las fronteras del AMBA y algún otro centro urbano. Entonces, observo que este proyecto de ley parecería estar siendo accionada como una “herramienta” política y electoral por parte de sociedad política. En efecto, se acaba por con-fundir una necesidad válida y una especulación política. En definitiva, parecería que ciertos diputados estarían usando su voto como forma de presentación virtuosa futura ante un virtual electorado. De tal modo, más allá del resultado aquí anecdótico de la votación, lo que quedará de este proceso legislativo será un “sedimento”: el voto concreto. Este, se lanza a la historia y será lo que los legisladores/políticos, ansiosos por progresar en su carrera política, buscarán despertar y revelar ante sus contituencies, para poder declamarles: “Yo dije”.

12 comentarios

AFH dijo...

Indudablemente hay una estrategia de ciertos políticos de votar a favor para acercarse a un electorado moderno (¿clase media?). Me viene a la cabeza Felipe Solá.
En lo que no estoy de acuerdo es en que no sea una "necesidad nacional". ¿Cuáles son las necesidades nacionales? Es más, ¿existen las necesidades nacionales? No importa a cuántos beneficie esta ley, es un paso adelante importante en el respeto de los derechos humanos.

19 de mayo de 2010, 11:25
Mumi dijo...

Muy buen artículo. Sublime reflexión de la mano de Ricoeur!
Respecto a las necesidades nacionales, creo que hay muchas, y si bien la urgencia de las mismas no depende del número de personas perjudicadas, hay necesidades más apremiantes que otras, tanto en el orden social como en el orden político. En este caso -como en muchos otros- prevaleció lo político.

19 de mayo de 2010, 17:04
Hernán T dijo...

Coincido con Tomás en que el tema es sumamente complicado y que genera reacciones muy tajantes. Lo que agregaría es que esa inclinación electoral por medio del voto no se limita al voto positivo sino que también lo podemos ver en el negativo e incluso en la abstención. Por algo la votación en diputados fue dividida y no por nada se pone en duda que puede pasar en el Senado. Claramente el "como queda frente a la opinión pública" pesa y mucho. Esto es algo que puede pesar y mucho en la decisión del legislador. Sin embargo, en estos temas creo que también puede pesar eso que señalaba Tomás al comienzo de su nota y que recuerdo yo al comienzo del comentario. Es decir, es un tema candente en el cual la "moral interna" de uno pesa y yo creo que esta vez puede tener un rol en la decisión legislativa. Esto independientemente de si está bien o mal lo que se está tratando.

19 de mayo de 2010, 18:32
Anónimo dijo...

Pibe, aprendé a escribir... Era necesario todo ese exordio sobre Ricoeur, la ley "como acto de posmodernidad y vanguardia" (???) y la pretensión de eternidad del acto de legislar para decir una perogrullada, ie que algunos legisladores votaron la ley porq les daba una imagen de progres?

19 de mayo de 2010, 22:28
Tomás B. dijo...

Estimado "anónimo",
Ante todo le quiero pedir disculpas por haberle hecho perder el tiempo con mi iniciada reflexión. Mi intención al convocar a Ricoeur responde a que me resultaba interesante poder resignificar los votos de los legisladores también con los entendimientos que él brindara en aquel texto de 1971. Esto es, poder pensar un voto como una acción susceptible de dejar una huella en la historia. Esto pretendía ir más allá de la "perogrullada" de "una imagen progre", intentando inscribirlo en un plano más profundo y extenso: el de la historia.
Aún así, le pido disculpas por mi "deficiencia" y la limitación espacial del proto-escrito. Intentaré hacerlo mejor la próxima.
Muchas gracias por su comentario.

20 de mayo de 2010, 8:43
Hernán T dijo...

muy buena respuesta la de Tomás. De todas maneras querría recordar el sentido y objetivo del blog. Este refiere al intercambio de opiniones y argumentos respecto al tema de debate. Por eso las publicaciones son breves y tienden a ser "abiertas". El comentario de "anónimo" entonces está fuera de lugar en todo sentido en tanto escapa al objetivo que mencionaba recién. Por ende, la próxima vez estaría bueno que no se denoste sino que se agregue o por lo menos se refute (si uno no esá de acuerdo) con argumentos la exposición inicial.

20 de mayo de 2010, 9:47
Mumi dijo...

El Sr "anónimo" no comprendió el sentido de plural, y menos aun de diálogo. El "pibe, aprendé a escribir" resulta innecesariamente despectivo. Una pena porque empobrece y desmerece la crítica que le hace al artículo, la cual, formulada en otros términos, podría haber sido un interesante disparador de debate.

20 de mayo de 2010, 12:15
Pablo dijo...

Puede ser cierto que se haya utilizado como herramienta política esta votación en particular, no obstante lo que más me preocupa es que es una muestra clara del alto grado de egoísmo con que estamos viviendo estos días. Estoy convencido de que tanto aquellos que votaron concienzudamente como aquellos que lo hicieron pensando en promocionarse desconocen los efectos que esta ley va a causar a largo plazo en nuestra sociedad.

20 de mayo de 2010, 16:30
Anónimo dijo...

El “anónimo” pide disculpas por la demora en contestar, y acto seguido ratifica sus dichos. No obstante, advirtiendo que los mismos no fueron comprendidos, procede a brindar un detallado argumento para justificar los mismos:
1. Es cierto que el comentario no hacía ninguna referencia al argumento del post, sino que denostaba despectivamente la forma de escribir del autor. La razón es sencilla: el “anónimo” está de acuerdo con lo que considera el argumento principal del post, pero: a) le parece que ese argumento tan obvio que ni siquiera merece ser mencionado; y b) Considera que el problema de fondo con el post es la forma en que está escrito, porque contiene mucha espuma y poco fondo.
2. El primer párrafo introduce el tema: en él, el autor del post dice que va a hablar de la votación sobre la ley del matrimonio gay. Quizás lo hubiera podido hacer de forma más breve, pero ello no constituye una objeción de fondo. Hasta ahora no hay problema.
3. Luego de esa introducción, el “anónimo” esperaba que en el segundo párrafo el autor de post presentara su argumento, y en principio parece que va a tener razón, porque lee que “la ley ha sido resignificada como un acto de posmodernidad y de vanguardia” (sic). No se trata de una clase muy clara, por cierto, y además parece un poco pedante. Por eso, el “anónimo” esperaba que a continuación el autor del post procediera a aclararla.
4. Sin embargo, lo que encuentra es algo muy distinto: una nueva manifestación de pedantería, reflejada no en la cita a Ricoeur (no hay nada malo en ello), sino en el ampuloso lenguaje con que se lo invoca: “La idea… de la autonomización de la acción de su sujeto individual actuante, lanzándose en una proyección histórica infinita, inscribiéndose en un plano “objetivizante”, y siendo de tal modo susceptible de múltiples y plurales reinterpretaciones futuras”. Para el “anónimo”, esta frase resulta absolutamente ininteligible, y además suena excesivamente pedante (ie, su autor parece querer ostentar su “cultismo”). Más grave aún, el post ya va por el tercer párrafo, y aún no apareció ningún argumento.
5. El argumento va a venir en el cuarto párrafo, y es acá donde la perplejidad del “anónimo” se transforma en una mezcla de indignación y desprecio ante al autorcito que pretendió embaucarlo haciéndole creer que sabía escribir, cuando la verdad es que no lo sabe. Porque la brillante conclusión que dicho autorcito saca de la mezcla de Ricoeur con la votación de la ley de matrimonio gay es la siguiente: “En definitiva, parecería que ciertos diputados estarían usando su voto como forma de presentación virtuosa futura ante un virtual electorado… el voto concreto… se lanza a la historia y será lo que los legisladores/políticos, ansiosos por progresar en su carrera política, buscarán despertar y revelar ante sus contituencies, para poder declamarles: “Yo dije”.” En otras palabras, una perogrullada: que muchos diputados votaron como lo hicieron simplemente para sumar votos (“forma de presentación virtuosa futura ante un virtual electorado”, “los legisladores/políticos, ansiosos por progresar en su carrera política, buscarán despertar y revelar ante sus contituencies”). El “anónimo” piensa que su abuelita podría haberlo dicho mejor, sin tantas vueltas y sin hacerse la culta ni la importante.
Para reiterar: a) El texto dice algo muy obvio (el “anónimo” pide que no le vengan con eso de inscribir el voto en “el profundo plano de la historia”, porque eso NO ES lo que parece decir el post); b) Lo dice de forma innecesariamente larga; y c) Peor aún, lo dice de una forma que suena excesivamente PEDANTE.
PD: El “anónimo” pide perdón por haber publicado un comentario tan extenso; el que su breve comentario inicial no haya sido comprendido lo obligó a ello.

21 de mayo de 2010, 18:07
Anónimo dijo...

El "anónimo" aclara que en el punto 3, en lugar de "No se trata de una clase" debería leerse "No se trata de una frase", y pide perdón por los inconvenientes ocasionados.

21 de mayo de 2010, 18:11
Mumi dijo...

Gracias "anónimo" por desarrollar de manera tan clara y precisa la crítica al artículo de Tomás. Comparto la observación que el artículo es un tanto pomposo y que podría haberse planteado en términos más sencillos y breves. Asimismo, coincido en que uno, como lector, se queda con ganas de ver desarrollada la frase en que se sostiene que la ley ha sido resignificada como un acto de posmodernidad y de vanguardia. Y creo que ésta es la crítica central que debe hacerse al artículo. Sin embargo no me parece que la misma
sea ni poco clara ni pedante; aunque sí merita ser ahondada.

29 de mayo de 2010, 20:58
Otro anónimo dijo...

(otro Anónimo)A pesar de que no tengo nada en contra del artículo de Tomás, pienso que se vio enormemente enriquecido por los comentarios posteriores. Creo que la idea que lanza, al ser un tanto amplia (según veo es la idea del blog: ser abiertos y amplios, ojo no se les vaya la mano)y no del todo profunda, hace que todos reflexionemos un poco más allá de lo posteado. Celebro ello.
En cuanto al tema disparador sin duda es un "acto de posmodernidad y vanguardia" lo que a la fecha es Ley. Sin embargo, cuál es el costo por ser modernos y progresistas? Realmente era El paso necesario que tenía que dar nuestro país en términos de Derechos humanos? En mi humilde opinión, aunque una cosa no quite a la otra, hay humanos argentinos mucho más desamparados por la Ley que ni configuran un apunte en la agenda de nuestros políticos, salvo al momento de las elecciones. Ojalá antes de pensar en ser vanguardistas, nuestros diputados y senadores pensaran en ser verdaderos representantes de su electorado más necesitado... Saludos

27 de julio de 2010, 18:18